Texto: Adrián Besada
El concepto de improvisación libre ha ganado fuerza en la producción jazzística de los últimos años. Sin embargo, esta forma de componer e interpretar se ha perfilado a lo largo del tiempo, siendo en España uno de sus primeros prosélitos Liba Villavecchia, el saxofonista catalán que ya en los años setenta daba forma a este lenguaje y que, en la actualidad, compagina su actividad como músico con la docencia en ESMUC, donde ha enseñado durante más de quince años.
En este nuevo trabajo, Muracik, Villavecchia ha mantenido la formación que le ha acompañado los últimos tres años, Vasco Trilla a la batería y percusión, Alex Reviriego al contrabajo y, además, ha incorporado al trompetista portugués Luis Vicente. El hecho de mantener esta formación, que podría resultar intrascendente —especialmente en el ámbito jazzístico—, hace que Villavechia contemple su música desde el prisma grupal, como una en el que las partes funcionan como un engranaje, y ya no tanto como individualidades orientadas hacia un propósito concreto pero efímero. El álbum se estructura en torno a tres piezas: “Anticipación”, “Expansión” y “Resolución”, proponiendo así una narrativa tan simple como efectiva, tanto a nivel conceptual como sonoro. La idea es la del proceso —la música como proceso— y la evolución, en cualquiera de sus acepciones y sentidos. El título del álbum viene del nombre del gato de Vasco Trilla, en cuyo estudio realizaron los ensayos y donde la figura del animal —el gato— se convirtió en algo omnipresente durante todo el proceso de creación.
Lo más interesante de Muracik es que su presentación sonora y conceptual se hacen desde su acepción más prístina, sin artificios melódicos ni técnicos, pura improvisación por parte de grandes improvisadores que reivindican los estadios más primitivos de la creación musical: oír y escuchar.
