Texto: Adrián Besada
Fotos: José Luis Luna
Lucía Rey consolida su proyecto Nómadas en Jazz Eñe, el show case de jazz estatal organizado por Fundación SGAE que por tercer año consecutivo se enmarca en el Jazzaldia (Donostia).
Desde 2017 hemos visto cómo evoluciona y crece el trío que, actualmente, forma con Ander García (contrabajo) y Alberto Brenes (batería), una formación que le ha permitido explorar diferentes estilos (flamenco, latin Jazz, música mediterránea, clásica, pop…) desde un lenguaje y sensibilidad muy personales con los que consigue contar su propia historia.
Desde una concepción musical abierta a la experimentación, la improvisación y la hibridación con diferentes formas, sonoridades y melodías, aborda la cuestión de la identidad musical con gran maestría y unos resultados impecables. Un largo recorrido antes de pisar el escenario del teatro Victoria Eugenia avalan un formato y unas composiciones que destacan por la solidez y espontaneidad de la presentación: Festival Internacional de Jazz Madrid, el Festival Internacional de Jazz de Getxo, Jazz Plaza (Cuba), Jazz in the Park (Rumanía), Festival EUNIC (Bucarest), Jazz en la Costa, Festival Jazz Lugo o el Festival de Jazz de Cádiz, entre otros.
Tras el concierto, que puso en pie a gran parte del público, pudimos hablar entre bambalinas con Lucía Rey sobre su forma de entender el jazz, de la escena española actual, y de su perspectiva sobre la creación:
Empezando por lo más obvio, ¿por qué jazz?
Yo estudiaba música clásica, y mientras estudiaba siempre me interesó el jazz, el pop, y otras músicas, pero no tenía muy claro cómo acercarme a ellas. Con el tiempo me di cuenta de que el jazz no era solamente un género, sino una herramienta, un lenguaje que te permite abarcarlo casi todo. Dentro de la música creo que es de lo más completo, tanto para improvisar como para componer, da mucha libertad.
Estamos en Jazz Eñe, que es una muestra de jazz estatal para programadores internacionales ¿Cómo entiendes el jazz español? ¿Crees que seguimos arrastrando el cliché de lo flamenco a la hora de conceptualizar el jazz que se hace en España?
Creo que tiene que ver simplemente con la gente que vive en este país, más allá de eso cada uno tiene su musicalidad y sonoridad y dependerá un poco de la zona, de su día a día. Entonces creo que ese componente español tiene que ver más con la fusión con diferentes músicas de la península, pero también con lo que la gente escucha, lo que vivimos.
No creo que ese cliché sea una cuestión a superar, el jazz flamenco está y seguirá estando. El flamenco es una música que representa mucho, sí es cierto que se tiene que abrir, que no sea solo eso, pero este estilo seguirá su evolución igual que otros, dentro y fuera de España.
Creo que en algunos ámbitos seguimos arrastrando ciertos estereotipos respecto a la cuestión del género en la música, que en pleno siglo XXI se siguen generando debates y polémicas en torno a esto, ¿Cuál es tu perspectiva sobre el hecho de ser mujer pianista y líder de un grupo de jazz?
Siempre ha habido mujeres en el jazz, tanto intérpretes como compositoras, muy brillantes y que han estado ahí, pero que igual no han tenido la visibilidad que se merecían, pero no solo en este campo de la música, sino en todos. Este es el problema que arrastramos, porque durante muchos años no teníamos referentes cercanos, no me refiero a las grandes estrellas, sino a tener la posibilidad de compartir y normalizar la presencia de mujeres en jam sessions, clubs, etc. esto genera una complicidad y confianza, debería ser algo completamente normalizado. Por eso creo que los referentes son muy importantes. Cada vez hay más mujeres referentes, más compositoras, líderes, instrumentistas, y creo que es algo muy positivo. Todavía falta mucho por hacer, pero estamos en el camino. Ojalá que muy pronto no tengamos ni que hablar de este tipo de cosas porque sea lo normal, pero creo que todavía no.
¿Crees que en España hay un circuito estable con una oferta y una demanda que lo apoye?
Existir existe, pero es muy pequeñito. Hay muchísimo talento y muy pocos sitios para tocar. Cada vez hay más festivales, lo cual es bueno, pero clubs hay muy poquitos. Creo que hay demanda de música en vivo, la gente cada vez quiere ver más conciertos. En lo que respecta al jazz creo que no se consume más porque sigue sin tener presencia en los medios, si se le diese más visibilidad seguramente la gente lo sentiría como algo cercano y generaría interés, lo cual mejoraría mucho la situación de la música en vivo.
Se escucha mucho ese tópico de “está todo inventado”. Desde tu perspectiva como música y compositora, ¿hacia qué dirección crees que va el jazz, a qué tiende?
Yo lo que busco es que lo que hago tenga que ver conmigo independientemente de la complejidad o de modas. Se trata de contar lo que vivimos a través de nuestra propia voz y lenguaje. Todos podemos imitar, pero a mi no me vale contar la historia de otra persona. Esto es en lo que me fijo.
¿Hay algún proyecto que tengas en mente y todavía no hayas podido realizar?
Tengo un montón de cosas que me gustaría hacer. Pero claro, es verdad que llevar un proyecto hacia delante no es solo componer la música, tiene que haber un envoltorio artístico, saber moverlo, etc. pero sí, tengo muchas ideas y que sepas que muchas se van a hacer.
Por ahora el 20 de noviembre en el Círculo de Bellas arte vamos a hacer un proyecto con una banda de mujeres músicas de jazz y fusión. Es una banda grande, somos siete y tocamos principalmente composiciones mías, aunque ellas también son creadoras y me gustaría que tocásemos cosas de todas. Creo que es un proyecto muy bonito.