Maratón cubana: 30 km entre Alain Pérez y Paquito D’Rivera.

Texto y Fotos: Daniel Gluckmann

@gluckjazz

¿A quien quiero más, a mi papá o a mi mamá? ¿A Paquito D’Rivera o a Alain Pérez? Y como la disyuntiva es imposible de resolver, aposté por la maratón cubana: escuchar a los dos maestros en una sola noche, “volando” desde la Sala Villanos en el barrio de Embajadores de Madrid hasta Villaviciosa de Odón en las afueras de la capital. ¡Qué maravilla de stress!

La música cubana es, de alguna forma, inagotable. No solo inventó el son y lo que hoy se conoce como el “Complejo de la Rumba (el yambú, el guaguancó y la columbia)” sino que ha impregnado el jazz (empezando por Dizzy Gillespie y Chano Pozo) y la musica popular casi de forma ilimitada. Toda la música ha sido “cubanizada” de algún modo por generaciones de talentosísimos músicos cubanos a lo largo y ancho del mundo, y lo siguen haciendo. Paquito D’Rivera y Alain Pérez son dos magníficos ejemplos de ese talento, ambos con raíces profundas en España, que tanto ha acogido la música y a los músicos cubanos desde siempre.

Alain Pérez es un vendaval y lo da todo en el escenario, siguiendo la “vibra” que le transmitiera su mentora, la inigualable Celia Cruz. Está viajando con La Orquesta, una banda de doce músicos con raudales de percusión, metales y, por supuesto, teclado y contrabajo eléctrico, para ejecutar un programa vibrante de timba cubana, el género que electriza las noches de La Habana con una mezcla de rumba, otros ritmos afrocubanos, jazz y música electrónica. Su concierto es una invitación al disfrute y al baile de los que nadie en la sala se priva.

El concierto empieza con retraso, lo que ayuda a conocer a algunas fans incondicionales de Pérez, que le siguen allí donde vaya y se les concede el lujo de pasar a saludarle al camerino, donde la banda cena antes de salir. Aunque Paquito toca más tarde, hay que llegar hasta Villaviciosa,  así que sólo puedo gozar con Alain y La Orquesta unos cuarenta minutos antes de luchar contra los elementos, tratando de salir de la más que abarrotada sala Villanos.

Hace una fría noche en este extraño mes de Junio y, gracias a que la autopista está casi vacía, llego en 20 minutos a Villaviciosa de Odón, en cuyo Coliseo de la Cultura se celebra el concierto inaugural del XVII Festival Asisa de Música de la localidad madrileña que ofrece un fantástico programa gratuito (sí, gratis!) de conciertos de jazz, flamenco, clásica, lírica y otras músicas. El concierto debía haberse celebrado al aire libre en un gran patio que hay dentro del mismo edificio, pero la previsión de lluvia obliga a moverlo al auditorio interior, que es un espacio imponente con muy buen sonido y una escenografía minimalista y moderna.

Corro escaleras arriba y, por suerte, Paquito D’Rivera sigue allí. Toca su clarinete en un programa llamado “Cuba en la distancia”, junto a Carlos Cano a la flauta y Hernán Milla al piano, con composiciones de ellos mismos; de Hubert de Blank, quien compuso el himno de Cuba; las “Danzas Cubanas” de Ignacio Cervantes, y las “Danzas Afrocubanas” de Ernesto Lecuona. El concierto recorre distintas épocas de la historia de Cuba a través de la música, desde su época española hasta la del exilio, con un sonido definitivamente más íntimo que el del inicio de la maratón.

D’Rivera, ganador de veinte Premios Grammy, incluyendo los quince Latinos, derrocha a sus 76 años la vitalidad y la simpatía de un joven que empieza. Compositor y uno de los mejores saxofonistas y clarinetistas del mundo, tiene una trayectoria impresionante, no sólo por haber fundado Irakere, el grupo de salsa más importante de la historia -además de haber coincidido sobre el escenario con Bebo Valdés y otros grandes nombres de la música afrocubana-, sino por sus aportaciones como solista junto a grandes orquestas internacionales, como la Filarmónica de Londres y la de Florida, entre otras.

Tengo el privilegio de escuchar sus ultimas canciones y el bis que interpretan con el público de la sala en pie. Minutos más tarde, Paquito, junto al alcalde de la localidad y a Mario Prisuelos, Director Artístico del Festival, toman un refresco mezclado junto al público en el patio del Coliseo donde el ayuntamiento ofrece, también gratuitamente, una copa y unos aperitivos de despedida a sus vecinos.

El frío ya pela pero me voy feliz por haber corrido la “maratón cubana”. Alain y Paquito son, actualmente, dos de los mejores músicos cubanos en activo; pero ojo, hay tantos que no dejaremos de hablar de ellos en Mas Jazz Magazine.

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