Texto: Leonardo Dondi Jiménez
Now (International Anthem 2021), el segundo álbum del colectivo Black Monument Ensemble (BME), fundado en Chicago por el poeta y compositor Damon Locks, es un documento histórico del año que dejamos atrás y del nuevo que encaramos. Se compuso en cuestión de días en agosto de 2020 en el Experimental Sound Studio de Chicago y se grabó en dos partes: por un lado los vientos y voces en el patio trasero del estudio y, por otro, los ritmos, la electrónica y el sampleado en el interior. Lo que hace del proyecto algo tan vivo son las condiciones accidentales en las que se produjo, tan vivas como la realidad convulsa a la que hacían frente, haciendo que las composiciones oscilen al ritmo de los vientos sociales.
Su anterior proyecto, Where Future Unfolds (2019), y este pueden verse como álbumes gemelos que enfrentan nuevos problemas con los mismos valores. Dos años de margen nos sitúan a otro lado con una pandemia impredecible, asesinatos y violencia en las calles que provocaron la efervescencia de movimientos como Black Lives Matter.
“Se trataba de resistir la oscuridad. Se trataba de expresar posibilidad. Se trataba de hacer la pregunta: “Dado que el futuro se ha desarrollado y ha tomado una nueva forma peligrosa… ¿qué sucede AHORA?” en propias palabras de Locks.
BME, inicialmente un proyecto en solitario de Damon Locks, fue un modo de llevar su producción por otros cauces hasta convertirse en el colectivo de artistas de Chicago que es actualmente: cantantes, músicos y bailarines de entre 9 y 52 años.
Locks sigue a cargo de las ideas musicales que se ponen sobre la mesa, pero éstas se desarrollan colectivamente. Él se encarga de la electrónica y el sampleado. Angel Bat Dawid es la clarinetista y Ben LaMar Gay toca la corneta. Dana Hall es la baterista y el percusionista Arif Smith. A todo esto se le suma un grupo vocal de 6 personas: Phillip Armstrong, Monique Golding, Tramaine Parker, Richie Parks, Erica Rene y Eric Tre’von.
Now (Forever Momentary Space), la canción que abre el Lp, se inspira en el cuento Jump de Cadwell Trumbull. La base Afrobeat muy cruda que recuerda a Sons of Kemet se acerca progresivamente al Deep House en la medida en la que se van sumando piezas a la estructura de la pieza, con su derivada apariencia de desorden articulado. Al final, cuando disminuye considerablemente el papel de la percusión, se mantienen los vientos y los coros y aparece un paisaje sonoro natural: uno se ve repentinamente imbuido en una suave atmósfera psicodélica. La letra a modo de oración le otorga a la composición, junto a los elementos anteriores, un carácter ceremonial.
The People VS The Rest of Us, encaja fuertemente con la corriente más social aunque el discurso sea menos explícito por la combinación de voces. El sonido soterrado del comienzo nos lleva a pensar en acontecimientos que suceden al margen de la atención que se vierte sobre ellos. La corneta de LaMar Gay, lánguida y frenética sumada a los vientos entrecortados y repetitivos y las voces sampleadas por Locks al unísono pintan un paisaje convulso que termina descarrilando en un Noise similar al que encontramos en formaciones como Death Grips.
En Keep Your Mind Free, la percusión encapsulada, revuelta con la electrónica, recuerda al sonido que propulsó la banda The Comet is Coming con Trust in the Lifeforce of the Deep Mystery hace un par de años. Los vientos inquietos deambulan entorno a los coros que cantan su discurso combativo y esperanzador. La improvisación vocal final evoca la libertad que se extrae del título
La canción Barbara Jones-Hogu y Elizabeth Catlett Discuss about Liberation es un mantra lleno de optimismo y anhelo envuelto en una atmósfera desquiciante. Las voces esperanzadas ofrecen nitidez ante el clima confuso que generan el resto de sonidos.
Movement and You es otra de las canciones transicionales del disco. No cuenta siquiera con las voces de los cantantes, sólo el sampleado de Locks. Una batería entrecortada, unos sonidos electrónicos que parecen rebobinarse. La tensión latente se palpa a través de bucles incómodos que nos adentran en un ambiente brumoso.
La letra de The Body Is Electric extrae que “el cuerpo eléctrico” pertenece a los que no se sienten desvinculados de la experiencia humana. A los que les aflige y les mueve una causa. La rabia encarnada en el clarinete y la corneta y los anhelos que se materializan en los coros están ligados al movimiento Black Lives Matter. Un tema lleno de bullicio, a veces agónico y otras cargado de éxtasis: las dos principales sensaciones que dirigen todo el proyecto. Las melodías vocales que se encuentran repletas de melancolía resultan, al mismo tiempo, profundamente conciliadoras.
De la atmósfera se extrae una sensación muy presente de reunión esporádica. Esta tiene poco de artificio: las ideas estaban dispuestas, solo hubo que exponerlas y llevarlas a cabo. No hay nada rígido en el álbum salvo los modos esperanzadores de hacerle frente a su tiempo. La esperanza no se basa en un buen pronóstico sino que parece escogerse por ser un motor crucial para toda lucha. Aunque el álbum se inscriba en este contexto del problema racial y económico norteamericano, cuenta con la magia extraña del jazz espiritual, que hablando de lo particular siempre se siente como un problema o una solución a la que todos debiéramos dar importancia.
En cuanto al sonido, nos topamos con un proyecto musical fuerte, sudoroso, bullicioso y deseoso. En el álbum conviven lo apocalíptico y esperanzador: una parte nos advierte del panorama y la otra nos invita a no perder el aliento frente al mismo. Los solos de Gay y Dawid se sienten bellamente deformados por haberse grabado en directo. Los samplers son escogidos y encajados meticulosamente para aportar el máximo lirismo. Si Locks dibuja ambientes difusos con sus collages, el resto de miembros de BME se encargan de proporcionarnos lucidez, de pintar un camino.