Texto: Adrián Besada
Fotos cedidas por Music As Usual
Son muchos los músicos que en algún momento de su carrera vuelven a los standards, bien sea como medio para reconectar con aquellas melodías que tocaron en algún momento durante sus inicios en el mundo del jazz; bien como forma de estudio; o bien para hacerlos suyos y revisarlos en profundidad hasta transfigurarlos. Bien, Andrew Bird toma este último camino de un modo magistral en su nuevo álbum, Sunday Morning Put-On (Loma Vista Recordings, 2024), mostrando un absoluto respeto y conocimiento del Gran Cancionero Americano: Cole Porter, Duke Ellington, Lerner & Loewe, Rodgers & Hart, etc., lo sumerge de nuevo en su amor de toda la vida por el jazz de mediados de siglo: “La música que interpreta se remonta a sus encuentros con los titanes que han influido consciente y subliminalmente en su carrera, y en todos sus numerosos cambios y aclamados capítulos”.
Acompañado de una sección rítmica que cuenta con nombres tan reseñables como Ted Poor a la batería, Alan Hampton al bajo, la guitarra de Jeff Parker y el piano de Larry Goldings, Bird pone el acento en su voz. Un susurro que recuerda en su sonido y articulación a Chet Baker, una propuesta intimista y profunda en la que su violín funciona como una prolongación de sí mismo, de su propia voz. Además de las virtudes del líder del grupo, sus sidemen dejan momentos de auténtico deleite, especialmente en lo tocante al groove y la improvisación. Entre el repertorio se encuentran joyas como “Caravan”, “You’d Be So Nice to Come Home To” o “Softly, as in A Morning Sunrise”.
Otro aspecto relevante de este disco es, sin lugar a dudas, la propia producción y grabación, que se llevó a cabo en directo en los legendarios Valentine Studios del sur de California (Bing Crosby, Burl Ives, Beach Boys). El sonido general de la grabación es tenue pero vivo, lleno de matices y texturas, con efectos muy bien utilizados, entre los que destaca el uso de la reverb, que ayuda a generar diferentes capas sonoras que se superponen, especialmente en la percusión y el vibráfono, que interactúan magistralmente como soporte rítmico y armónico.
En definitiva, el nuevo álbum de Andrew Bird, Sunday Morning Put-On, sitúa al cantante y violinista de Illinois en primer plano gracias a un trabajo que perfila el sonido del jazz vocal y lo lleva a sus máximas consecuencias, explorando y explotando cada recurso.