Ópera y jazz #2: Kurt Weill I, Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny

Kurt weill junto su esposa y cantante Lotte Lenya en Berlín en 1931. Lenya interpretó al personaje de Jenny en el estreno de “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny”. Derechos de la foto del Weill-Lenya Research Center, Kurt Weill Foundation for Music, New York.

Texto: Alejandro Silvela

@alejandro_silvela

 

Kurt Weill fue un compositor alemán con raíces judías que se convirtió en ciudadano estadounidense tras huir de la Alemania nazi. Durante ese período, destacó como compositor de canciones para teatro musical que han conseguido formar parte del repertorio jazzístico. Sin embargo, en sus orígenes, se vio ligado a la música académica, pues tras finalizar sus estudios con Ferruccio Busoni, se sumergió en el mundo de la ópera. Alcanzó la fama durante la República de Weimar por un estilo que aunaba la gran expresividad heredada del postromanticismo con géneros populares como el jazz o el ragtime. Sus colaboraciones con el dramaturgo Bertolt Brecht ayudaron a que el nazismo censurase su obra por el fuerte componente social y político que Brecht brindó a los libretos. De la mano del dúo Weill Brecht llegó la pieza que catapultó a ambos, la obra teatral “Die Dreigroschenoper”, conocida como “La ópera de los tres centavos”, sin embargo, en España se comenzó a forjar su imagen gracias a una composición anterior. Esta obra fue “Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny”, una ópera que generó gran polémica debido al estilo compositivo de Weill y al satírico libreto de Brecht.

Cartel promocional de “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny” en 1961 en Alemania tras los años de censura. Obra del artista gráfico Hermann Naumann.

Las primeras noticias sobre Weill que llegaron a la prensa española fueron en 1926, gracias a su participación en el festival de la Sociedad Internacional para la Música Contemporánea acontecido en Zurich. Weill presentó su “Concierto para violín op. 12” compuesto en 1924 y este se reseñó en los periódicos El Sol y Las Provincias gracias a la asistencia de los críticos Adolfo Salazar y Juan Gisbert respectivamente. Pese a que la obra pasó un poco desapercibida en las crónicas de ambos, gozó de una buena acogida y Juan Gisbert la definió como “muy original”. Tan solo un año después, comenzarían a sucederse en España una serie de críticas que pondrían en tela de juicio la labor compositiva de Weill por culpa de una “operita” a la que el periódico Post-guerra bautizó simplemente como “Mahagonny”.

La obra a la que hace referencia el medio madrileño es “Das Kleine Mahagonny”, conocida también como “Mahagonny Songspiel”. Esta cantata a pequeña escala, compuesta en 1927, fue un encargo para el festival de música de cámara alemán celebrado en Baden-Baden ese mismo año. La sucesión de canciones que la compone contó con el libreto de Bertolt Brecht y música de Kurt Weill para una pequeña orquesta compuesta por dos violines, dos clarinetes, dos trompetas, saxofón, piano y percusión.

Más tarde, y gracias a su éxito, se ampliaría hasta transformarse en la ópera “Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny” o “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny”. El argumento de la obra es el siguiente: Tres fugitivos sufren un accidente de coche al huir de la justicia quedando varados en un páramo desierto. Ambicionando riquezas, deciden fundar una ciudad a la que bautizan como Mahagonny, donde se permitirán todos los placeres y deseos humanos, haciendo hincapié en el juego, el sexo y el alcohol. Al comienzo, todo parece funcionar correctamente, pues la clientela aumenta guiada por los rumores de una ciudad sin normas, sin embargo, la economía de la ciudad comienza a menguar. Esta crisis económica resulta, en primer lugar, en un aumento desproporcionado de los precios para terminar estableciendo una única norma: el no tener dinero ha de ser castigado con la muerte.

Bertolt Brecht junto a Kurt Weill en 1930.

Para representar la sociedad caótica que conforma Mahagonny, Kurt Weill se sirvió de una amalgama de géneros desde el comienzo de la obra, donde la obertura “Gesucht Werden Lekadja Begbick”, evoluciona de pasajes de carácter expresionista hacia ritmos lentos cargados de swing y melodías fugaces. Esta miscelánea, permite que conviva una fuerte influencia postromántica con música eclesiástica, marchas militares, y cobrando un gran protagonismo, música de jazz y cabaret. Cabe destacar las canciones “In Den Nächsten Tagen” a ritmo de brass band; “Damals Kam Unter Anderen” con influencias de la música de cabaret o “Das ist die ewige Kunst”, donde el piano adquiere un papel protagonista para conferir intimismo a la escena, sin embargo, la canción que sería sello de identidad de la obra fue “Alabama Song”. Esta canción ha sido versionada por gran diversidad de artistas como el grupo de rock The Doors o la cantante Nina Simone. Se trata de una canción donde un grupo de prostitutas, lideradas por el personaje de Jenny, se despiden de sus hogares para partir hacia Mahagonny en búsqueda de whisky, dólares y hombres. Un rasgo distintivo de la canción recae en que, indiferentemente del idioma en que se represente la ópera, esta ha de ser cantada en inglés. Debido al carácter ecléctico de la música de la obra, esta requiere de una instrumentación atípica que incluye instrumentos vinculados a la música popular como banjo, bandoneón o guitarra, convirtiéndose esta en protagonista de la canción “Ach Bedenlen Sie” y recordando a un canto de marinero.

Para gran parte de la crítica, la vinculación de la música académica con la música de jazz considerada como vulgar, generó gran controversia, sin embargo, uno de los grandes alicientes fue la carga política y social que inundaba la escena. La obra muestra una sociedad cruel, egoísta y falta de valores que vive por y para enriquecerse individualmente. En la propia ópera se especifica que los acontecimientos se suceden en algún lugar de Estados Unidos, por lo que se puede interpretar como una crítica hacia el capitalismo imperante de la sociedad estadounidense. Al margen de ello, se encuentran similitudes entre la inestable Mahagonny y la República de Weimar, cargada de corrupción política y una nueva sensación de libertad que parecía conducir a la autolesión de la propia sociedad berlinesa de los años 20. Los paralelismos que pueden trazarse nos llevan hasta los pasajes del Génesis en los que se hace referencia a las ciudades de Sodoma y Gomorra, dominadas por el pecado y condenadas a un fatídico final. Estas cuestiones son relativas al libreto de la obra, y por lo tanto, a Bertolt Brecht, sin embargo, el desconocimiento de la figura de Brecht a comienzos de siglo en España, hizo que la crítica generase en torno a Weill el imaginario de un compositor revolucionario comprometido con el marxismo.

Libro de canciones de “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny” publicado en 1931. La fotografía pertenece a la Fundación Kurt Weill.

Ya en 1927, y a raíz del “Mahagonny Songspiel”, Adolfo Salazar en El Sol definió a Weill como un compositor “que ha llevado una vida accidentada y llena de privaciones que le han inclinado a ideas políticas de agresivo carácter que trata de reflejar en su música”. En esta crítica puntualiza que la obra se basa en “la vieja fórmula de epatar al burgués, que se convierte en él en reventar al burgués usando una música que sea una especie de mezcla detonante de todos los ingredientes más sulfurosos posibles”. El mismo crítico indicó a su vez en el periódico Post-guerra que estos ingredientes sulfurosos se basaban en “el hierro frío al ritmo de ragtime mientras se exponen teorías subversivas y la revolución social llevada a cabo por el bolchevismo y el jazz band”. La obra fue recibida por muchos críticos como una burla hacia el mundo de la ópera. El propio Weill se hizo partícipe de ello al acompañar una sátira hacia la condición humana con obras que integran la música del pueblo llano y de las altas esferas. En relación con esta idea, es reseñable que el elenco de la ópera no se integró por cantantes profesionales, sino por actores y cantantes de cabaret entre los que se encontraba su propia esposa, la cantante Lotte Lenya, que interpretó el personaje de Jenny.

Tal fue el descontento de la crítica, que, en 1929, la revista Música publicó una imagen del compositor acompañada del texto “Kurt Weill: compositor vanguardista alemán que está cultivando el escándalo con sus óperas-jazz y que se muestra enemigo declarado de la música tradicionalista”. Esto se acentuó al contraponerse a otra imagen de similar formato del compositor italiano Pietro Mascagni, autor de la aclamada ópera verista “Cavalleria Rusticana”, acompañado de un amenazante texto que advertía: “Pietro Mascagni que, como buen académico, se lamenta de la invasión

Portada del primer disco de The Doors que incluye una versión de “Alabama Song” con el título “Alabama Song (Whisky Bar)”.

prepotente del jazz y ha declarado que no quiere escribir más óperas mientras no cese el escándalo”. Weill fue muy tajante respecto al academicismo en la música durante toda su vida, declarando en 1940 para el diario neoyorquino The Sun: “nunca he reconocido la diferencia entre música seria y música ligera, solo hay buena música y mala música”. El debate en torno a Weill a raíz de “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny” se acrecentó en la crítica española durante la década de los 30 por el éxito de otra de sus obras, “La ópera de los tres centavos”, la cual contó con fervientes defensores y detractores.

Las tensiones tuvieron lugar de forma más violenta en Alemania, pues en 1930 y tras campañas en diferentes periódicos alemanes, se produjo un tumulto por parte de militantes del nazismo durante la interpretación de la obra. Todo ello, condujo a que la obra se prohibiese en 1933 y formase parte del conocido como Entartete Kunst o Arte Degenerado, siendo perseguido por los nazis y consiguiendo que no volviese a interpretarse hasta los años sesenta. Fueron varios los factores que condujeron a la censura de la obra. Junto a la orientación

Portada del disco de 1984 “Live at Ronnie Scott ́s” que contiene una versión de la “Alabama Song” en la que Nina Simone fusiona dicha canción con “Mississippi Goddam”.

reivindicativa de la misma y al origen judío de Weill, la obra se tildó de antialemana por las referencias a Estados Unidos. Pese a la fuerte persecución que sufrió la ópera, la censura no impidió su éxito entre el público europeo, formando parte ya en 1935 del repertorio radiofónico español tal y como se anunció en la revista Ondas.

La tensión a causa de esta y otras obras del compositor, consiguió que, tanto Weill como Lenya, abandonasen Alemania en 1933 y se incluyese a este en las listas de víctimas del nazismo de revistas como Orfeo Gracienc y URSS en construcción. Pese a ello, el destino tenía preparado para ambos una fructífera carrera musical. Ambos se exiliaron en París y posteriormente en Estados Unidos, donde Weill alcanzó la fama por su labor en el teatro musical, componiendo canciones que pasarían a formar parte del repertorio de grandes cantantes de la historia del jazz y el swing.

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