Ópera y Jazz #7: Los “ragtime” de Debussy

Los ragtime de Debussy

El imaginario colectivo de los espectáculos de juglares en la obra de Claude Debussy

 

Texto: Alejandro Silva

@alejandro_silvela

 

Claude Debussy nació en París en 1862, ciudad en la que falleció en 1918 convertido en uno de los compositores más influyentes para la escena vanguardísticca que se desarrolló a lo largo del siglo XX y contando con composiciones tan reconocidas como la ópera Pélleas et Mélisande o la Suite Bergamasque donde se incluye el famoso Claire de Lune. Con tan solo diez años, comenzó sus estudios en el prestigioso Conservatorio de París, donde tuvo diferentes problemas con sus profesores debido al carácter tradicionalista de la institución y a los anhelos experimentales de Debussy. Esta tendencia hacia la experimentación se potenció gracias a la Exposición Universal de París de 1889, encuentro cultural que permitió a Debussy acceder a nuevas sonoridades entre las que resultaron especialmente influyentes para su obra las músicas africanas y de la isla de Java.

El estilo de Claude Debussy se caracterizó por el uso de acordes ausentes de función tonal, pues se le cedió un protagonismo especial a las dinámicas, las texturas y el color y timbre instrumental. El uso de uso de escalas consideradas exóticas en el siglo XIX y XX como la pentatónica y de tonos enteros confiere a su música un carácter atmosférico que dibuja imágenes y que se liga con el movimiento simbolista que predominó entre la poesía, la novela y el teatro. Sin embargo, el hecho de que la música de Indonesia y África se convirtiese en una influencia clave para la estética de Debussy, no impidió que el francés fijase su mirada en la música estadounidense y su tradición musical. Entre 1908 y 1910 se sucedieron en el repertorio de Debussy una serie de obras que emulan las sonoridades del ragtime y guardan relación con espectáculos de origen americano.

Retrato Debussy
Retrato de Claude Debussy pintado en 1902 por el pintor francés Jacques-Emile Blanche.

Hemos de comprender que, en este momento, el primer jazz americano no gozaba de la misma presencia en Europa que tras la Primera Guerra Mundial, sin embargo, en Francia se hicieron comunes una serie de espectáculos de variedades influenciados por la cultura estadounidense. Dichos espectáculos influenciaron directamente a muchos artistas, siendo uno de los más conocidos el pintor Toulouse-Lautrec con sus pinturas sobre los cabarets parisinos. Debussy no fue una excepción, y encontramos una serie de obras en las que el francés se sirvió de factores extramusicales asociados a los espectáculos de variedades y, específicamente, a una serie de funciones muy controversiales que ayudan a conformar una idea en torno a la perspectiva de comienzos de siglo XX respecto a la comunidad y la cultura negra. Estas obras, pese a no tratarse específicamente de ragtimes, comparten características directas con este género como las síncopas, los contratiempos, el carácter percutivo y la importancia de la melodía.

En 1908, Debussy compuso una suite para piano titulada Children Corner Suite, que podría traducirse como la Suite del Rincón de los Niños. Esta se estrenó ese mismo año, y debido a su popularidad, en 1911 contó con una nueva versión orquestada por André Caplet, compositor francés y cercano amigo de Debussy. Esta suite compuesta de seis piezas fue una obra que Debussy compuso para su única hija Claude-Emma, con la intención de recrear el mundo cargado de divertimento y libre de preocupaciones que rodea a la infancia, por lo que en la suite predominan las referencias hacia juegos de niños y un tono desenfadado. La suite se compone de los movimientos Doctor Gradus ad Parnassum; Jimbo´s Lullaby; Serenade for the Doll; The Snow is Dancing; The Little Shepherd y el que nos interesa en este artículo, Golliwogg´s Cakewalk.

Portada Debussy
Portada de Children´s Corner dibujada por el propio Debussy en 1908 donde presenta un globo que emula la cabeza de un Golliwogg.

Desde el propio título, como es costumbre en la obra de Debussy, se nos plantean ya dos términos que aluden a la imagen que el compositor pretende dibujar con su música. GolliwoggGolliwogg, o simplemente Goly, es el nombre de un personaje de libros infantiles creado por la caricaturista y escritora Florence Kate Upton que se hizo muy popular a finales de siglo XIX. Tal fue el éxito de dicho personaje que, debido a que Upton no lo registró, las empresas jugueteras comenzaron a comercializar al personaje como muñeco de trapo, alcanzando mucha fama entre los niños de la época. Este personaje se inspiraba en estereotipos raciales que ridiculizaban a la comunidad negra, siendo representado como un muñeco de trapo de color negro con unos labios rojos exageradamente grandes, un cabello rizado y alborotado y ropas coloridas. Debido a la imagen negativa y peyorativa del personaje, se sucedieron muchas protestas a lo largo del siglo XX por parte de asociaciones civiles, consiguiendo que se dejase de utilizar al personaje en 2001. Por otro lado, el Cakewalk hace referencia a una danza afroamericana cuyo origen se vincula a los esclavos de las plantaciones de algodón americanas de mediados del siglo XIX como una burla hacia las danzas de los aristócratas blancos. Este género fue adoptado posteriormente por los espectáculos de juglares europeos ganando popularidad desde la década de 1890 y siendo representado por bailarines blancos con la cara pintada de negro. 

En 1909 Debussy compuso una segunda obra similar a un ragtime que guarda muchas similitudes con Golliwoog´s Cakewalk, sin embargo, no fue concebido como una pieza de concierto, sino como un ejercicio para un método de piano. Esta obra se compuso por el encargo de Théodore Lack para su Méthode de Piano publicado en 1909 y recibió el nombre de The Little Nigar, que posteriormente se cambió a Le Petit Noir, pudiéndose traducir como El Negrito. Pese a que no se escribiese pensada para su interpretación concertística, Debussy la incluyó posteriormente en su ballet La Boîte à Joujoux, que se puede traducir como La Caja de Juguetes. Observamos así como Debussy se sirvió de estas ideas estereotipadas en la sociedad europea respecto a la comunidad negra para evocar la alegría y despreocupación infantil en ambas obras similares al ragtime.

Ambas obras sirvieron como antesala para la composición de un tercer acercamiento hacia el ragtime que se incluyó dentro de su serie de veinticuatro preludios. Al igual que en las obras mencionadas anteriormente, la vinculación del preludio con la cultura negra viene marcada desde el mismo título. Este preludio compuesto en 1910 y titulado Minstrels hace referencia a los espectáculos americanos conocidos como minstrel shows. Estos se trataban de espectáculos de carácter itinerante que vieron la luz a mediados del siglo XIX y donde se representaban una especie de operetas caracterizadas por ofrecer una visión peyorativa y negativa de la comunidad negra. Este tipo de espectáculos se abrieron paso hasta los cabarets y salones de variedades, donde, como ocurría normalmente con todo aquello que implicaba a personajes negros, estos se representaban por medio de actores blancos maquillados que interpretaban canciones cómicas y de carácter burlón y ridículo. El preludio de Debussy se sirve nuevamente de influencias del ragtime para evocar la idea de los minstrel shows, presentándose lentamente para desembocar en una sincopada amalgama rítmica que alude a actuaciones cómicas y burlescas.

A partir de la breve presentación de este repertorio tan escogido de Claude Debussy podemos observar en este un reflejo de la ausencia de conciencia social y colectiva respecto a la cuestión racial que imperaba en Europa a comienzos de siglo XX. Sumado a ello, dilucidamos ciertos tópicos asociados directamente con la comunidad negra de finales de siglo XIX y comienzos del XX. Los espectáculos de juglares y demás funciones itinerantes, así como su inclusión dentro de los escenarios de cabarets y salones de variedades fomentaron una representación estereotipada de los negros, dibujándolos despectivamente como ignorantes, bufones y preocupados únicamente por el disfrute y el regocijo. La estética de Debussy, al no contemplarse como una música descriptiva, sino más bien evocativa, se sirvió en estas obras similares al ragtime de dichos estereotipos aprobados socialmente para representar temáticas como la ingenua alegría de la infancia o la despreocupación de los cabarets parisinos. 

Para finalizar, me gustaría detenerme en una serie de versiones de la obra de Debussy dentro del repertorio jazzístico, pues su

Debussy et Jazz
Portada del disco “Quatour debussy debussy…et le jazz”.

estilo donde el color y el timbre se convierten en protagonistas ha embelesado a multitud de músicos de la escena tanto pasada como presente. En las últimas décadas se han publicado dos discos dedicados exclusivamente al compositor. En el año 2000 vio la luz el disco “Jacques Loussier trio plays Debussy”, donde se incluyen obras como Claire de Lune, Prélude à l´aprés-midi d´un Faune o La Cathédrale Engloutie. Por otro lado, el prestigioso Debussy Quatour realizó en 2018 una colaboración con numerosos artistas del mundo del jazz para concebir el disco “Debussy… et jazz”, donde aparecen versiones de obras como Minstrels o La Fille aux Cheveux de Lin. Otras interesantes versiones de obras de Debussy que merece la pena nombrar son Claire de Lune de Les Baxters en el disco de 1969 “Moog Rock” y el vals La Plus que Lente en el disco “Gerry Mulligan” de 1991 arreglado por Gil Evans. Pese a la fama de las obras mencionadas en este último apartado, aquella que parece haber ganado más popularidad dentro del mundo del jazz es la pieza Rêverie de 1890, la cual se incluyó en discos como “Django in Rome 1949/1950” de Django Reinhardt bajo el nombre de Debussy´s Reverie o en “Fantasía Cubana” de Chucho Valdés, nombrada como Reverie & Arabesque. Una de las razones de que la obra se popularizase se debió a que en 1938 el músico estadounidense Larry Clinton se sirvió de ella para crear el stándard My Reverie, el cual fue versionado por cantantes como Sarah Vaughan o Ella Fitzgerald. Finalizamos así este artículo con una versión instrumental protagonizada por la Quincy Jones Band junto a la trombonista estadounidense Melba Liston en 1960.

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