Explorando nuevas vías (Café Berlín, Madrid, 3/11/2017)
Por Jaime Bajo. Fotografía de Jaime Massieu. Conciertos 1906.
Hace un par de años el pianista y compositor neoyorquino Robert Glasper registraba en Capitol Studios su séptimo álbum en formato trío. Un trabajo, Covered, publicado por el prestigioso sello Blue Note y plagado de canciones ajenas (Harry Belafonte, Frank Zappa, Radiohead, Kendrick Lamar). Estaban interpretadas con un carácter tan irreverente, que el propio Prince dijo al respecto: “this sucks!” (esto apesta) cuando escuchó la adaptación remozada de su sempiterno Sign o’ the times, aclamado por la crítica como uno de los mejores álbumes de la historia. Y es que Prince no era, al parecer, una persona que se sintiera excesivamente cómoda al comprobar que otros se apropiaban de sus composiciones para dotarlas de una nueva significación.
El repertorio de aquel álbum ha sido el escogido para vertebrar la gira en la que se encuentra inmerso el trío que completan el baterista Damion Reid y el bajista Vicente Archer (músicos que, por cierto, no fueron quienes registraron el álbum en 2015). A ellos se suma la mediática Dj Sundance, aportando un colchón sonoro e incorporando a la propuesta todo aquello que el oyente puede echar en falta: una vocalista defendiendo el repertorio, un rapero lanzando alegatos y reflexiones sobre las expectativas vitales, sampleos que permitan a los músicos descansar, o unos scratches que actualicen el discurso de un género de géneros al que se le abren infinitas posibilidades para la experimentación, explorando la vía de la música electrónica.
Si algo podemos echar en cara a Glasper (permitidme la osadía) es que se alargara en exceso en algunas de las introducciones a los temas, generando inquietud en sus acompañantes (aunque, a decir verdad, también podía percibirse un cierto vacile hacia sus músicos con ese juego de amagos) y que, en cierta medida, perjudicaban la continuidad del espectáculo. En líneas generales, puede decirse que el pianista rentabilizó al máximo el tiempo estipulado para cada uno de los dos pases previstos (una hora y cuarto cada uno), con un repertorio de temas extensos (apenas interpretaron 5-6 piezas a lo largo de su actuación). Todo ello bien dotado de la exquisita sensibilidad de la que hace gala, en un planteamiento más jazzy (hubo momentos de gran intensidad al aproximarse al hard bop) y bastante alejado de las arenas movedizas rebosantes de groove en que le hemos podido disfrutar en anteriores visitas al frente de Robert Glasper Experiment.