Presentación de Satie for Two en Café Berlín

Texto: Daniel Román

@romanro.daniel

Fotos: Ernesto Cortijo

@ernestocortijophoto

 

La figura de Satie sigue despertando curiosidad e interés. Satie, extravagante e irónico, componía fuera de las lógicas tradicionales de la música docta. También, por su experiencia como pianista de cabaret, conocía el repertorio popular de la época y el exótico ragtime que ya despuntaba en los inicios del jazz. Lechner, que también ha musicalizado películas de cine mudo en directo, parece sintonizar con la figura de Satie.

El objetivo del proyecto es revisitar las composiciones menos conocidas del compositor desde un prisma actual, sumando improvisación, reversionando y agregando texto y canto a algunas de sus obras. Como si Satie fuera parte del Real Book y sus composiciones fueran estándares de jazz. Chema Saiz, de extensa trayectoria, aceptó el desafío de Lechner y juntos se lanzaron a esta empresa tremendamente ambiciosa y compleja. Ambiciosa porque la obra de Satie exige, desde el rigor interpretativo, un arduo tiempo de estudio y, sobre todo, ingresar en la mente de un compositor delirante para recrear su proyecto musical. Y por otro lado, desde el jazz —lo que creo es aún más complejo—, navegar por las progresiones de Satie, que a diferencia del repertorio mayoritario del jazz, que sigue las progresiones de la música popular (II-V-I) —exceptuando el repertorio contemporáneo como los Coltrane Changes o el uso de modalidad)—, crea sus propias cadencias armónicas. Improvisar sobre ellas es una tarea mayor, especialmente para quienes han sido formados en el lenguaje del jazz. No digo que sea imposible, pero sí que implica un trabajo de largo aliento.

Uri Caine, como referente, habita estos dos mundos, del jazz y la música académica, con naturalidad, porque ha desarrollado un lenguaje propio y soluciones personales para navegar en esas aguas. El ímpetu de los intérpretes es elogiable y la idea necesaria. Puede ser también que, a diferencia del jazz, donde hay un repertorio común que se entiende como sabido y no requiere prácticamente ensayo, este proyecto merezca un poco más de tiempo de maduración. Musicalmente está súper logrado: es sorprendente y refrescante. En lo personal, me gustaría, como con los vinos de excelencia, darle un poco más de barrica para que los elementos se asienten del todo y disfrutar en consecuencia de su máximo potencial.

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