Texto: Teresa Bau
Fotografías cedidas por The Project
El público del Palau de la Música, en Barcelona, se entregó con pasión a la actuación que ofreció la cantante y compositora británica Lianne La Havas, tomándose con buen humor los problemas técnicos de sonido que se repitieron durante la primera parte del concierto. La Havas, alma creativa incluso en su estilo personal -llevaba media cabellera rubia y media negra-, estuvo cálida y conectada con la audiencia, disculpándose por la cancelación de su actuación en el mes de julio por un problema de salud. La artista deleitó al público con su preciosa voz y talento como guitarrista, desgranando algunos de sus hits más conocidos como Green & Gold, Paper Thin, Bittersweet -que cantó en el bis- y una mágica interpretación del clásico de Aretha Franklin, “I Say a Little Prayer”. El concierto de La Havas se enmarcó en el ciclo Guitar BCN, promovido por The Project.
Una carrera firme y fulgurante
Aunque escribió su primera canción a los once años, La Havas, nacida en Londres de un padre multinstrumentalista de origen griego y de madre jamaicana, no empezó a tomar clases de guitarra hasta los dieciocho años. Un año después (2008), productores musicales descubrían su talento en Myspace y en 2012 firmaba con Warner Bros Records, donde pasó dos años componiendo y desarrollando su talento, antes de publicar su primer álbum, Is your love big enough (2012), que fue iTunes Album of the Year. A partir de ese debut le llegó el éxito, tocando en festivales como Glastonbury, y colaborando como vocalista con Prince a partir de 2014. Su segundo álbum llegó tres años después, Blood (2015), con ritmos inspirados en los orígenes de sus respectivos padres. En 2020 llega su tercer trabajo, titulado Lianne La Havas, que cosechó excelentes críticas.
Aún sin ser prolífica, pues se toma su tiempo entre álbum y álbum, la artista -cuyo personal estilo se ha etiquetado como neo-soul– tiene una legión de fans que le siguen e incluso viajan a varios países para verla. Que es una artista ya de culto lo pudimos comprobar en el Palau. Olvidando los problemas técnicos, fue un gran concierto que se hizo corto y en donde La Havas demostró su gran solidez artística y sensibilidad.
