Un tributo de Branford Marsalis a Jarrett que no es sólo reverencia

El reciente disco Belonging del cuarteto de Branford Marsalis rinde homenaje al grupo europeo de Keith Jarrett pero va más allá: no se queda simplemente en la pleitesía sino que libera creatividad para mirar hacia el futuro con un ancla en lo que el saxofonista considera ya como nuevos standards.

Texto: Eduardo De Simone

@eduardodesimone

 

A todas luces algo inusual: Branford Marsalis eligió en su debut para el sello Blue Note grabar un homenaje a un disco de …ECM. Sí, el cuarteto del saxofonista acaba de lanzar un notable álbum, Belonging, en tributo al disco de igual título con el que el pianista Keith Jarrett consagró a su llamado cuarteto europeo que integró en los 70 con el saxofonista Jan Garbarek, el bajista Palle Danielsson y el baterista Jon Christensen.

También puede resultar extraño que un saxofonista brinde una rendición a un pianista, pero lo cierto es que este nuevo trabajo del grupo de Marsalis brilla no tanto por la mirada retrospectiva sino por la lectura de la obra de Jarrett en clave de futuro. Hay una focalización que va más allá del respeto y la admiración de Marsalis por aquel señero disco del pianista: acaso ha buscado que ciertos temas, como «The Windup», se transformen en nuevos standards en el extenso canon del jazz.

El Belonging original tuvo origen en un encuentro productivo entre Jarrett y Garbarek a mediados de los 70, cuando el líder de ECM, Manfred Eicher,  los puso en contacto. Jarrett quedó admirado por el sonido particular y el lenguaje europeo que mostraba Garbarek y se puso a componer un repertorio pensando en él.

El resultado fue algo nuevo en materia rítmica, un sonido más ligero y aireado, con una base armónica que permitía la improvisación de Garbarek. Se diferenció Jarrett así de su llamado cuarteto americano, con Dewey Redman, Charlie Haden y Paul Motian. El pianista siempre quiso mantener diferenciadas estas formaciones. Con el grupo europeo grabó, además de Belonging, dos discos más, My Song y Luminessence.

El grupo con Garbarek, Danielsson y Christensen ejecutaba música “americana”, puesto que Jarrett no renunciaba a su origen, pero el prisma por el que hacía atravesar todo era eminentemente europeo.

Jarrett había quedado deslumbrado varios años antes por Garbarek cuando este apenas tenía 19 años y formaba parte de la big band de George Russell.

Tras la iniciativa de Eicher, el disco Belonging se transformaría en una suerte de ideal del jazz europeo, una alternativa a las propuestas de free de entonces, que haría decir a Jarrett que la creatividad ha abandonado Estados Unidos por Europa.

Esa creatividad, que también había superado los cercos del hard bop, es retomada ahora por el cuarteto de Marsalis, el primer gran grupo norteamericano que se ocupa de la música del cuarteto europeo de Jarrett.

El apego a la estructura original de los temas supone sólo una base de lanzamiento para la improvisación a su propio aire, con un sonido del saxo alejado del lenguaje de Garbarek pero igualmente sólido en su crecimiento paulatino de los solos. Y el pianista Joey Calderazzo no será Jarrett pero sus intervenciones de dan un espíritu lúdico al álbum y permiten certificar la conexión con Branford, habida cuenta de los muchos años que llevan juntos.

Además de «The Windup», otro standard se lleva los aplausos. Se trata, naturalmente, de Long as you know you´re living yours, un tema muy conocido que inclusive fue objeto de una controversia por plagio entre Jarrett y el grupo Steely Dan de Donald Fagen. En efecto, Fagen utilizó el fraseo más pegadizo del tema de Jarrett para ilustrar su canción Gaucho, del disco de igual título. Jarrett lo impugnó judicialmente, pero Fagen admitió que había tomado prestado ese capítulo por la admiración que le producía la música de Jarrett. Este desistió finalmente de la demanda pero logró que su nombre se incluyera en los créditos del tema. “Sólo lamenté que no me hubieran avisado antes”, dijo el pianista entonces.

En materia de tributos, Marsalis tiene antecedentes. Ya en 2002 lanzó Footsteps of our Fathers, donde versionó Freedom Suite de Sonny Rollins y A Love Supreme de Coltrane. Esa aventura le valió más de una crítica por entreverarse con obras consideradas sagradas en el altar del jazz. Ahora, a 50 años de Belonging, se perfila con una nueva apuesta y sale más que airoso. De hecho, las improvisaciones en varios temas que no figuraban en el original (basta comparar las duraciones de ambas grabaciones) le otorgan a este emprendimiento de Marsalis una nota sobresaliente y lo confirman como uno de los discos claves en el arranque del año.

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