Texto: Adrián Besada
La tendencia soul de la escena londinense es tan innegable como la calidad de la misma. Plataformas como Colors, Tiny Desk o KEXP han acogido a los artistas provenientes de estos tercios con vehemencia, al igual que el público. El fervor por esta música ha hecho que surjan grupos del talante de Wonder 45, formado por nombres como el de la vocalista Jessica Greenfield, quien acompañaba a Joel Gallagher; el del también vocalista Gavin Condervoz; el bajista Holley Gray, que estuvo en las filas de The Divetones; Ross Ewart a la guitarra; Steve Pringle al piano, órgano Hammond y Wurlitzer; y Chris Nickolls a la batería. Además de los músicos invitados como el trompetista Paul Jordanous; los saxofonistas Matthew Mcnaugton y Chris Rand; el trombonista Tom White; o el percusionista Mark Claydon.
El repertorio que presentan en Wonderland es una amalgama de composiciones de diversos miembros del grupo, lo que hace de este un conjunto ecléctico que se ve atravesado por el sonido del conjunto. Los temas de tempo medio prevalecen sobre los más bailables, haciendo uso de diversos efectos, vamps y recursos varios que se despliegan sobre un groove constante -que en ocasiones se torna un tanto monótono-. Me parecen especialmente interesantes los juegos instrumentales: diálogos contrapuntísticos, un juego de pregunta y respuesta que brinca entre los instrumentos, estableciendo una estupenda conversación mediante un lenguaje que fluctúa entre el soul y el funk.
Wonderland se sitúa como un buen disco, con muchos puntos fuertes y que participa directamente de la escena soul actual. Sin duda, a tener en cuenta para los seguidores de este género que, estoy seguro, disfrutarán del directo todavía más que del álbum.
